Al día siguiente, Juan (el Bautista) estaba allí otra vez con dos de sus seguidores.Cuando vio pasar a Jesús dijo: –¡Mirad, ese es el Cordero de Dios! Los dos seguidores de Juan le oyeron decir esto y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les preguntó: –¿Qué estáis buscando?
(Juan 1, 35-36)
Ion Sistiaga: A mi yo adolescente